domingo, 10 de agosto de 2008

Apogeo de la Iglesia. 4to

Lee con atención y subraya la idea principal y con líneas entrecortadas las ideas secundarias:
NUESTRA IGLESIA
El Cristianismo si bien con alguna desigualdad, se fue extendiendo lenta pero progresivamente, una vez que se cumplió los días de Pentecostés. La primera entre varias funciones decisivas fue el establecimiento de la Iglesia de Antioquia, la tercera ciudad del imperio Romano, destinada a ser el primer y gran centro de vida Cristiana y, en siglos posteriores, el foco principal de la actividad misionera en Oriente. Fue desde Antioquia donde San pablo evangelizó el Asia Menor, Macedonia y Grecia, y desde donde, en el siglo siguiente, Osroene, zona neutro de encuentro entre los imperios Romanos y Persa, fué ganada para el Cristianismo.
Desde allí unos cien años mas tarde, recibió Persia por vez primera la nueva religión, mientras en la misma época, Armenia era ganada por San Gregorio el Taumaturgo. A mediados de este siglo III penetró, además, el Cristianismo en las regiones que forman las actuales Rumania y Rusia Meridional. Cómo y cuándo la fe se introdujo a Egipto, lo ignoramos, aunque nos consta que a mediados del siglo II existía ya Cristianos en este país, y poseemos una lista de los obispos de Alejandría que se remonta hasta el siglo I, pero Egipto no entra realmente en la historia de la Iglesia hasta la víspera de la convención de Constantino (312). Por aquella época aunque no es imposible ofrecer nada que se parezca a una estadística, puede afirmarse con seguridad que Siria y Asia Menor eran en gran parte Cristianas, habiéndose reducido en algunas partes los paganos a una mitad o menor de la población, mientras algunas ciudades eran totalmente Cristianas.
Es bastante curioso que por estas fechas el núcleo, Judío, de cuyas actividades había brotado todo ello, había desaparecido por completo.
Las divisiones entre los partidarios de la imposición de la ley Judía a todos los Cristianos y con los que San Pablo, le negaban cualquier carácter de obligatoriedad, habían debilitado ya el Cristianismo Judío, cuando la guerra del 69-70, con la destrucción de Jerusalén, destruyó su misma razón de ser. La Iglesia Judía había quedado ya reducida a un exiguo puñado de creyentes cuando, sesenta años mas tarde, la represión por Adriano de la ultima revuelta Judía y el establecimiento, sobre las ruinas de la ciudad Santa, de la nueva ciudad de Aelía, en la que ningún judío podía entrar, consumó su destrucción como Iglesia. Los Judeocristianos, errantes desde entonces por Palestina, dejaron de ser reconocidos como Cristianos por sus correligionarios griegos, justa e injustamente, como herejes, y clasificados a veces como tales en los catálogos de escritores eclesiásticos. La Evangelización de oriente se había desarrollado así con presteza a lo largo de estas tres primeras centurias. En occidente fue muy distinto el caso. Sobre los mismos orígenes del Cristianismo en Roma no sabemos. Existe ya una floreciente iglesia cuando en el año 56, San pablo se refiere a ella. Tres años después llega Él mismo, prisionero a Roma, en cumplimiento de su apelación al Emperador. San pedro aparece aquí por primera vez probablemente unos tres años más tarde, más o menos cuando San Pablo, libre ya, abandona la ciudad. En el transcurso de los siglos posteriores fueron fundadas, precisamente por Roma, las Iglesias de Italia central y meridional.
El África Romana tenía a Cartago por capital Cristiana; aunque sabemos que la ciudad se convirtió en un centro de actividad misionera, también aquí ignoramos como recibió ella misma la fe.
San Pablo entraba la evangelización a España, con Recadero y es probable que visitase efectivamente este país. Pero poco sabemos del Cristianismo Español hasta mediado del siglo III. La primera noticia que nos llega de la Iglesia en lo que hoy es Francia, convertidos por San Remigio, convirtiendo inclusive a su rey Clodoveo, es el clamor de la gran persecución de Lyon en el 177, y no es sino hacia el 250 cuando sabemos de la Iglesia de Arles, Toulouse, Reimis y la lejana Treveris. La Iglesia de Gran Bretaña con la aparición de obispo británicos en el Concilio de Arles, en 314 evangelizada por el monje San Agustín a quién envió el Papa San Gregorio, Irlanda fue evangelizada por San Patricio, de aquí partieron innumerables monjes que recorrieron toda Europa predicando con su palabra y su vida, Alemania fue evangelizada por San Bonifacio en el siglo VIII Suecia y Dinamarca, lo fue en el siglo IX, en el siglo X Polonia, era ya una nación cristiana, San Estaban terminó la conversión de Hungría. Pasadas las persecuciones, se presentó una doble tarea a la Iglesia: adaptar el mensaje Cristiano a la realidad del mundo, y luchar contra las herejías que aparecieron dentro de ellas mismas.
Fue así que florecieron los grandes maestros del Cristianismo que se abocaron a esta doble tarea.
Entre los principales están: Gregorio Nacianceno, Basilio y Atanasio, que fueron teólogos profundos que escribieron sobre el misterio de la Trinidad, sobre el Espíritu Santo y sobre la divinidad de Cristo.
San Agustín, filósofo y orador que se convirtió a los 33 años de edad, escribió obras monumentales sobre el pecado y la gracia. Sus principales obras que aún hoy tienen repercusión, son “las confesiones” y “la Ciudad de Dios”.
Juan Crisóstomo, predicador, famosos por sus homilías. Por haber atacado los abusos de los ricos y las injusticias de la emperatriz Eudoxia, fue desterrado, muriendo lejos de su patria.
Orígenes y Jerónimo eximios escrituritas que tradujeron y comentaron la Biblia.
Entre los historiadores está Eusebio de Cesarea. Todos estos hombres y otros muchísimos más, con el ejemplo de sus vidas, sus enseñanzas y sus escritos influyeron grandemente en las costumbres de la sociedad y la llevaron a mejorar y a renovarse espiritualmente.
La fortuna de los Cristianos cambia completamente después de año 313, cuando el Emperador Constantino anuncia que se puede practicar el Cristianismo libremente. De la noche a la mañana la Iglesia se encuentra en una situación de poder, prestigio y riqueza. A partir de la convención de Constantino se inicia la construcción de las Basílicas, es posible que el palacio del Vaticano este a la disposición del Obispo de roma durante este periodo.
Puesto que los Cristianos ya no tiene que luchar para defender su Fe de los ataques de afuera, comienzan a discutir sobre sus propios dogmas y enseñanzas. ¿Es Cristo realmente hombre? ¿Es la Virgen María la Madre de Dios? ¿Cuáles son las relaciones entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo?.
Durante este periodo florecen los Padres de la Iglesia. Son pensadores, pastores, escritores y santos, como San Agustín, y muchos más. La vida de cada uno es fascinante para nosotros, los cristianos del occidente, quizá Agustín es la figura más importante.
En el Oriente el Imperio se mantiene y a mediados del siglo VI el empedró Justiniano construye el templo más grande y más hermoso de Cristiandad, dedicado a la sabiduría de Dios Mientras tanto en Europa occidental las tribus bárbaras han aceptado el Cristianismo. En 529 San Benito de Nursia escribe Su regla monástica y funda monástica que pronto se convierte en los centros de cultura y enseñanza. No faltan misioneros llevando el mensaje de Cristo a todos los rincones del viejo Continente. En 1595 el Papa, Gregorio Magno, manda a otro Agustín a Inglaterra.
Entre los Cristianos del Oriente hay un lío sobre el uso de las imágenes y durante un buen tiempo están prohibidas por el mismo emperador.
Pero después de muchas decisiones y hasta derramamientos de sangre, un concilio aprueba el uso de las imágenes. Como explica Juan Damasceno, no hay que adoptarlas, porque la adoración se debe solo a Dios, pero se puede venerarlas. Además si despreciamos las cosas de este mundo como medio de llegara a Dios, despreciaremos la creación y la encarnación de Cristo.
En Europa se funda nuevas órdenes religiosas. Domingo de Guzmán ve la gran necesidad de predicar bien la palabra de Dios y da inicio a la Orden de los Predicadores los Dominicos. Al mismo tiempo en Italia Francisco de Asís deja una vida cómoda y abrazar la pobreza, fundando los Franciscanos. Estas dos ordenes se dedican a proclamara la Buena Nueva e inician misiones que llegan hasta China.
En el siglo XIII se construyen hermosas catedrales como expresión de la Fe Cristiana. En las Universidades enseñan grandes hombres como San Buenaventura, San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino.Ellos tienen una visión en que la vida es una armonía bajo el dominio de Dios.

No hay comentarios: