domingo, 7 de septiembre de 2008

Los Sacramentos - 4to.


Lee el siguiente texto, profundiza y subraya los Sacramentos de Iniciación Cristiana, con líneas entre cortadas los Sacramentos de Curación y resalta los sacramentos de servicios a la comunidad:

LOS SACRAMENTOS
Cristo, muriendo en la cruz, mereció para nosotros la gracia santificante, que es nuestra vida sobrenatural y nos hace hijos y herederos del cielo. Jesucristo es la fuente de la gracia santificante, que en Él, como la cabeza, esta en toda su plenitud, y donde fluye por todo el cuerpo místico, que es la Iglesia.
Cristo pudo habernos comunicado la Gracia sin necesidad de ritos y ceremonias sensibles, pero quiso acomodarse a nuestro modo natural de ser, y determinó que esa comunicación se hiciera mediante signos sensibles, acomodados a las diversas circunstancias y necesidades de nuestra vida sobrenatural. Signo es toda cosa sensible que pone de manifiesto una cosa invisible. Los Sacramentos son signos sensibles que no solo manifiestan la Gracia invisible sino que la producen efectivamente. Todo sacramento consta de una materia, elementos visibles, de una forma: o sea de las palabras que pronuncia el ministro y que sirven para determinar el signo. Ministro: Sacerdote que administra el Sacramento de manera ordinaria y extraordinariamente el diacono, persona bautizada en determinados sacramentos, Sujeto: La persona que la recibe. El autor de los sacramentos es Jesucristo pues solamente Él, que es el autor de la Gracia como Dios, puede comunicarla por medio de signos sensibles.
El Señor instituyo siete sacramentos, con las que provee a las distintas necesidades de la vida sobrenatural. Nacemos a la vida de Gracia por el Bautismo (Mt. 28,19-20) cuya materia es el agua natural o común su forma: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, Hijo y el Espíritu Santo”; El Ministro: El Sacerdote (En caso de emergencia cualquier persona siempre y cuando sepa la forma y tenga la intención de la Iglesia) el sujeto es quien lo recibe.
Nos incorpora a Cristo, nos hace Hijos de Dios y miembros de la Iglesia de Cristo. Crece y se fortalece nuestra vida por la Confirmación, (Hech.8,14-17), su Materia es el Santo Crisma, la forma: “Recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo”, el ministro es el Obispo (pero puede confirmar un Sacerdote con la autorización del Obispo), el sujeto: es el joven bautizado debidamente preparado.
Nos hace fuertes en el cumplimiento de nuestros deberes y vencer las tentaciones. La Eucaristía (Mt.26, 26-29) es el alimento que conserva y repara las fuerzas para vivir en Gracia, la materia de este Sacramento es el Pan y el Vino, la forma “Tomad y comed…, tomad y bebed…”, el Ministro es el Sacerdote, el sujeto: el cristiano en Gracia de Dios. Si por el pecado perdemos la Gracia, otro sacramento, la recupera como es la Reconciliación (Jn.20, 22-23), es la medicina espiritual que nos devuelve esa vida y nos restablece en la salud espiritual. Su materia son los pecados arrepentidos, la forma: Yo te absuelvo tus pecados en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo, el Ministro es el sacerdote, el sujeto: la persona arrepentida.
Cuando la enfermedad nos pone en trance de luchar la ultima batalla para entrar en el cielo, es la Unción de los Enfermos (Stgo.5, 14- 15) nos prepara en ese grave transe, limpiándonos de las reliquias de nuestros pecados y ayudándonos, si conviene, a superar la enfermedad, la materia es el Santo Óleo, la forma: “Por esta santa Unción y su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la Gracia del Espíritu Santo, para que te libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad”, el Ministro es el sacerdote, el sujeto es el enfermo.
Para la vida de servicio ha establecido el Señor dos sacramentos: El Matrimonio, (Mt. 19, 4-6), que santifica la unión de los esposos y les da Gracia para cumplir sus deberes, cuya materia es la entrega mutua por amor o unión, la forma: “Yo te recibo a ti como mi esposo y prometo serte fiel… ”, el Ministro: los novios preparados (el sacerdote es solo el testigo, representante de la Iglesia), el sujeto: son los contrayentes o los novios.
El Orden Sagrado, (2Tim. 1, 6), que provee a la Iglesia de los ministros que necesita para continuar su misión en el mundo. Tiene como materia la imposición de las manos, la forma: Oración consagratoria, pidiendo las Gracias del Espíritu Santo, el ministro es el Obispo, el sujeto el varón bautizado cuya preparación y aptitud han sido debidamente reconocidas.
Los sacramentos producen la gracia por si mismos, independientemente de la santidad o de los meritos del ministro, siempre que este cumpla el rito esencial y tenga intención de hacer lo que hace la Iglesia. Por parte del sujeto que lo recibe, este debe reunir las debidas condiciones. Así por ejemplo, quien recibe un Sacramento de vivos – es decir, uno de los sacramentos que aumentan la Gracia es quién ya la tiene, ha sabiendas que esta en pecado mortal, no recibe la gracia de Dios y comete un grave sacrilegio, por haber abusado sin reverencia de una cosa divina.
Los Sacramentos se clasifican en tres: Sacramento de iniciación Cristiana que son: El Bautismo, La Confirmación y la Eucaristía, Sacramentos de Curación que son: La Reconciliación y la Unción de los enfermos; Sacramentos de Servicio a la Comunidad son: el Orden Sacerdotal y el Matrimonio.
Todos los sacramentos, además de darnos la Gracia o aumentarla nos dan la propia Gracia Sacramental, que consiste en aquellas gracias o auxilios oportunos que nos ayudan a cumplir los deberes. Así por ejemplo, la del Matrimonio: da a los esposos para que se quieran y se ayuden, y para que puedan educar Cristianamente a sus hijos.
Hay tres sacramentos que imprimen Carácter, una señal imborrable del alma que nos asocia al sacerdocio de Jesucristo. Por eso estos sacramentos solamente se pueden recibir una vez en la vida. El Bautismo, la Confirmación y el Orden sagrado. El Matrimonio produce un casi carácter o vínculo, que impide se pueda recibir de nuevo, mientras vivan los dos esposos.
Dios ha instituido los sacramentos para beneficio de los hombres. No recibirlos, o no aprovecharse de sus frutos es rechazar los medios que el Señor nos ha dejado para conservar y aumentar la vida de Cristo en nosotros, la vida de la Gracia sobrenatural.
Debemos prepararnos para recibir con aprovechamiento un Sacramento. Los ritos y ceremonias, palabras y gestos que acompañan a la administración de cada Sacramento, nos ayuda mucho a comprender el valor y el sentido de este signo sagrado. Precisamente a través de esos ritos y ceremonias, los Sacramentos constituyen también celebraciones de la comunidad Cristiana que vive su Fe y que la celebra en determinados momentos mediante signos diversos.

No hay comentarios: